Si mis letras tornan alas de acero
por lugares remotos,
mi voz crece pies nómadas
y crepúsculos ubicuos,
si mi alma extiende su esplendor
en ojos lluviosos
y la piel vibra con el espasmo de mi pecho.
Es posible que renazca mil veces,
que me vuelva líquido en ojos extraños
y los girasoles crezcan por donde canté
lo que en otro pueblo he llorado.
Abelrubén Romero Morales