Fundes la noche que tus labios ultravioleta marcan mi cuello
penumbra en que eres cuerpo sin sombra,
sol en vela sobre un catre de montaña.
Miras la luna que espera callada
el silencio del amante sonámbulo,
bajas, llueves sobre la roca fundida de mis manos,
volamos, vueltos nube acribillada con picos de ave,
con plumas que salpican la mejilla.
Vuelo sin nombre al sol que hizo tu carne,
sin apellidos, ni tuyo, ni mía.
Revueltos, luminosos, flotamos
sobre la mirada lasciva de los girasoles.
Abelrubén Romero Morales